Mina del Piojo. Muerte de Antonio Fajardo Ruiz, Duarte y José Cecilia Sánchez, Jerónimo.

LOCALIZACIÓN.

En la cabecera del barranco de Lagos, Sierra de Lújar, T.M. de Vélez de Benaudalla.

Coordenadas UTM 30S 462518E/4076105N altitud 1698 metros.

36.830077, -3.420325

FECHA/PERIODO:

Posguerra-Guerrilla.

DESCRIPCIÓN FÍSICA DEL LUGAR DE MEMORIA.

Una de las muchas minas de la Sierra de Lújar, en su vertiente sur, a algo más de una hora a buen paso desde Lagos, fácilmente identificable a cierta distancia por la escombrera que forma el canchal desde su misma entrada. En su interior, aún se puede apreciar el surgimiento de agua.

LOCALIZACIÓN.
  1. Mapa topográfico nacional.
CONTEXTO HISTÓRICO.

Este lugar se encuentra relacionado con su uso por parte de la guerrilla como punto de encuentro y aprovisionamiento de agua.

Si ya durante el desarrollo de la Guerra aparecieron los huidos (los que intentaban llegar a zona republicana, los que habían logrado escapar de un centro penitenciario, habían marchado para eludir el servicio militar en el bando franquista, etc.), durante la posguerra siguieron existiendo, un fenómeno originado por la represión ejercida por los sublevados y que acabó siendo la principal de sus causas.[1]

Algunos de ellos se convirtieron en guerrilleros, durante la contienda y una vez concluida ésta, amparados por su conocimiento del terreno. Son los llamados «Niños o Hijos de la Noche». Se conformó, así, el «Cuerpo de Guerrilleros de la República» (septiembre de 1937), que desde octubre pasó a denominarse «XIV Cuerpo del Ejército», con cuatro zonas de actuación: Extremadura, Andalucía, Aragón y Centro. La zona Sur se dirigía desde Guadix. [2]

En su desarrollo durante la posguerra y atendiendo a la evolución de los acontecimientos nacionales e internacionales, cabe distinguir estas etapas:[3]

1. La primera postguerra: huidos y guerrilleros (1939-1943)

Los peores años para la guerrilla. No podían hacer otra cosa que defenderse y sobrevivir, actuando sin estructura política o propagandística. La condición de proscritos (además de opositores al régimen), las victorias nazis en la Guerra Mundial y su casi total falta de dotación bélica hicieron su panorama aún más sombrío.

2. La eclosión de la guerrilla hasta 1947

Los éxitos de los aliados en la Guerra Mundial, especialmente los desembarcos británicos y norteamericanos en el norte de África, propiciarán la actuación de los españoles allí exiliados, colaborando, paradójicamente, con estos militares. Los desembarcos clandestinos de antifranquistas en las costas andaluzas orientales permiten su incorporación en las sierras a los grupos existentes, poniendo las bases de grupos guerrilleros de mayor envergadura. En 1944 los desembarcos son dirigidos por Ramón Vía, con quien la organización guerrillera pasará a llamarse 6º Batallón. La derrota de Hitler y Mussolini y el aislamiento internacional de Franco inducían a un optimismo que no corroboraban los fracasos de la actividad guerrillera, incapaz de sobreponerse a desproporcionados medios del aparato franquista. Aun así, durante este periodo, el llamado «Grupo de Roberto», autodenominado 9ª Brigada, constituyó, en las provincias de Málaga y Granada, el más poderoso de cuantas existían en la guerrilla española, con hasta 120  integrantes.

3. Etapa final: los comienzos de la Guerra Fría (1947-1952)

Las potencias occidentales optaron por Franco, consolidando su dictadura. El aislamiento de la oposición se tradujo en la entrada de la última etapa de la guerrilla, su decadencia, sin el apoyo de un pueblo que o bien apoyaba al régimen, o bien bastante tenía con sobrevivir. Se producirá, pues, un replanteamiento de las organizaciones que respaldaban al maquis. Señera de ello será la reunión de agosto de 1948 de los dirigentes del PCE, Ibárruri, Carrillo y Antón, con Stalim: sin abandonar a los guerrilleros, se decide cesar en este tipo de lucha. Ya por iniciativa propia ya por la persecución, irán desapareciendo numerosos grupos de guerrilleros. La 9ª Brigada o Grupo de Roberto vivió hacia 1948 su apogeo, previo a la debacle total propiciada por la deserción y delación en 1949 del dirigente «Felipillo» (Manuel Martín Vargas) y la detención en Madrid y posterior colaboración con la Guardia Civil, del propio «Roberto» (José Muñoz Lozano), mientras buscaba enlaces para que sus integrantes abandonaran la Península.[4]

DESCRIPCIÓN DE LOS HECHOS QUE JUSTIFICAN SU INCLUSIÓN.

El declive imparable de la 9ª Brigada, que llegó a estar constituida por el 6º y 7º Batallones, al que se unió el en su apogeo, ya era evidente en enero de 1951, cuando los restos del 7º Batallón o Grupo de «Pablo» (Manuel Pérez Rubiño) pierden contacto con el resto del grupo.[5]

En junio de 1952, deciden abandonar definitivamente su lucha. Según Miguel Salado, intentaron huir en barco desde Carchuna, pero el dueño de la embarcación puso como condición hacerlo de uno en uno o de dos en dos como máximo, por lo que desistieron.

El día 6, en la mina del Piojo, uno de los pocos puntos de agua de la vertiente sur de Sierra de Lújar, sufrieron una emboscada por parte de cinco guardiaciviles que les esperaban apostados (según el parte oficial, desde hacía tres días con sus noches). Perdieron la vida Antonio Fajardo Ruiz «Duarte» y José Cecilia Sánchez «Jerónimo».

Al día siguiente, con el resto del grupo ya en Sierra Nevada, desertaba el guerrillero Sebastián Olivares Ruiz «Martín», de Almuñécar, lo que les obligó, por miedo a la delación de éste, a dirigirse a la Sierra de Cazorla, donde consiguieron contactar con dos compañeros que habían resultado descolgados.

Tras un «golpe económico» en la Puebla de don Fadrique, el grupo obtiene 180.000 pesetas de un enriquecido por el régimen. Se fijan como objetivo llegar a Francia, lo que lograron el 14 de octubre, con la única ayuda cartográfica de un libro escolar de grado medio. Mientras tanto, sus perseguidores los buscaban en Barcelona.

Apoyados por Solidaridad Democrática Española, obtuvieron el estatuto de refugiados, con la única condición de no residir más de dos de ellos en el mismo departamento, aunque poco después consiguieron reunirse. [6]

Se trataba de seis guerrilleros, de los que formaban parte Enrique Urbano Sánchez (de Arroyo de la Miel), Miguel Salado Cecilia (de Almuñécar), Francisco Martín Alonso (de Motril), dirigidos por «Pablo».[7]    José Navas Navas,   y Ricardo Martín Castillo.

Esta odisea de sierra en sierra, caminando de noche, atravesando el Ebro, con las fuerzas del capitán Caballero pisándoles los talones, ha sido novelada por el escritor motrileño Joaquín Pérez Prados en su  Los seguidores de la Osa Menor.[8]

Los cuerpos de los guerrilleros Antonio Fajardo Ruiz «Duarte» y José Cecilia Sánchez» Jerónimo»,  fueron enterrados el día 7 de junio de 1952 en las fosas 203 y 202 del quinto patio del cementerio de Motril[9].

Desde 2014, la Asociación 14 de Abril RMHCG realiza una marcha desde el pueblo de Lagos hasta la mina en recuerdo de la lucha guerrillera.

EVIDENCIAS.

A la entrada de la mina, se encuentra la placa que conmemora estos hechos, colocada por la Asociación 14 de Abril.

[1] Azuaga, J.M., Tiempo de lucha, Alhulia, 2013, p. 111

[2] Azuaga, 2013 p 115

[3] Azuaga, J.M., «Guerrilleros contra Franco en Andalucía Oriental», dentro de La oposición al franquismo en Andalucía Oriental, FSS Ediciones, 2005, p. 121 y ss.

[4] Azuaga, 2005, p. 141

[5] Azuaga, 2013, p. 859.

[6] Azuaga, 2013, p. 909.

[7] Azuaga, 2005, p. 143

[8] Editorial Alhulia.

[9] Morente Jiménez, Juan (2016) Causa perdida, Ed. Sierra de las Nieves.

Bibliografía y fuentes documentales:

Azuaga Rico, J. M., Tiempo de lucha (Granada-Málaga: represión, resistencia y guerrilla, 1939-1952), Ed. Alhulia, 2013.

Heine, H. y Azuaga, J. M., La oposición al franquismo en Andalucía Oriental, FSS Ediciones, 2005.

Morente Jiménez, J. (2016) Causa perdida, Ed. Sierra de las Nieves.